A lo mejor después de Irma usted estuvo pensando en comprar una estufita de gas. A lo mejor después de Irma, usted consideró que debía comprar más linternas. A lo mejor después de Irma usted pensó que debía adquirir más botellas de agua, y a lo mejor después de Irma usted pensó que no tenía que comprar nada de eso porque no iba a venir otro huracán. Lamentablemente para todos, pasó lo que todos esperábamos que no pasara; un huracán que devastó nuestra isla y destruyó lo que hasta ese entonces era nuestra vida cotidiana; el huracán Maria. Más allá de los problemas que causó inicialmente en términos de la devastación general, la pérdida de propiedades, el sufrimiento que provoca el hambre, la inconveniencia de la pérdida de energía eléctrica y otros servicios esenciales, la falla garrafal de nuestro sistema de comunicaciones, María provocó problemas adicionales que vienen como secuela directa de su paso por nuestra isla. Estos son el desempleo para muchos de nuestros ciudadanos, el cierre de negocios, la pérdida económica y de la forma de ganarse el sustento de la familia dignamente etc. Por todas estas situaciones, tenemos que sentarnos y detenernos a pensar como vamos a resolver estos problemas en nuestro futuro inmediato. Nosotros, como individuos no podemos controlar cuándo y si nos llega el servicio de luz, teléfono y/o internet a nuestros hogares, pero si podemos controlar como vamos a usar el dinero que de ahora en adelante recibamos en nuestro hogar proveniente de la fuente que sea. No debemos permitirnos pensar, que la situación económica del hogar se va arreglar por si sola. Debemos empezar a tomar todas esas medidas que nos permitan tener tranquilidad y que aún cuando no tengamos luz, que aún cuando no tengamos trabajo, podamos tener la certeza de que el dinero que pueda conseguir en este momento por razón de nuevo trabajo, beneficios de desempleo, etc., no lo tendrá que usar para pagar deudas, sino que lo podrá usar para cubrir las necesidades de su familia.
Usted, amigo que nos lee, no debería temer enfrentar los cobradores que pronto estarán tocándole a su puerta, cuando todo el “shock ” inicial del paso del huracán pase y volvamos otra vez a la cotidianidad diaria. Debemos así empezar a pensar, que es lo que vamos hacer en el futuro y no quedarnos pensando en que “a lo mejor” todo se va resolver sin tener que hacer nada al respecto. Esa debe ser la enseñanza que nos deje María. No debemos simplemente sentarnos a esperar a que las cosas se resuelvan por sí solas. Para que algo se solucione hay que tomar acciones afirmativas en busca de esa solución.
Ahora que sus ingresos están seriamente comprometidos, la ley de quiebra le puede ayudar a eliminar el pago de sus deudas, como por ejemplo, los préstamos personales y las tarjetas de crédito. La ley de quiebra le puede ayudar a que esas deudas que tanto le están agobiando en este momento desaparezcan de su vida. La ley de quiebra también le permite que usted haga una propuesta de pago a sus acreedores de acuerdo a sus capacidades económicas, de forma que usted pueda conservar sus propiedades como su casa y su carro.
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